lunes, 11 de abril de 2016

3:46:00 p.m.

La depresión es la más grande de las tristezas. La amargura y el sufrimiento que provoca hace perder la razón. Sin embargo, las consecuencias pueden ser mucho peores.
Esta es la historia de Elias y Lukas, un par de niños de 10 años que luchan por el cariño y el amor de una madre que los desprecia.
De una manera sencilla y casi poética nos adentramos en el terror que vive esta familia.
Considerada, erróneamente, como película de terror, esta es una historia mucho más profunda que ahonda en el temor psicológico del ser humano. En la imaginación infantil y la depresión.
Una familia que vive en medio del bosque, tan alejados de la sociedad, pero tan cercanos a la realidad. Donde la pasividad y la belleza de la naturaleza son los únicos testigos de sus pasiones desmedidas.
Esta historia me seduce. Inconscientemente los temores de los personajes se vuelven parte de mi propia existencia. Sin parpadear, intento comprender el grado de locura que la depresión es capaz de provocar.
Para la madre, su realidad no es más que un pasaje de muerte en vida. En un hogar donde solamente permite la oscuridad y el silencio debe dominar el ambiente.
Su único deseo es la muerte. Mientras que para su hijos, Elias y Lukas lo que más añoran es sentirse amados nuevamente, eso es lo que los hace sentirse vivos.
¿Hasta que punto nos volvemos prisioneros de nuestros propios sentimientos y cómo ser capaces de medir las consecuencias de nuestros actos egoístas?
Cada ser humano es diferente al momento de afrontar una situación en especial. ¿Cómo lo afronta un niño? ¿Cómo lo afronta una madre? y ¿Cómo pueden afrontarlo juntos sin afectar al otro?
Por un lado, la tristeza de la madre que prefiere el rechazo y añora una vida nueva, un nuevo comienzo.  Ese sentir de querer mandar todo al carajo sin que nada importe.
Mientras, un niño que aún no está listo para afrontar los problemas de los adultos. Que sigue viviendo en su burbuja, en un mundo perfecto e inocente. Para él sólo hay risas, cariño, protección, imaginación y fantasías.
Sin embargo, su realidad le vino de golpe, sin guía ni permiso.
La única manera posible de afrontar esta situación es usando la imaginación.  Sin ser consciente del daño que pueden causar sus acciones.
Poco a poco su inconsciente lo traiciona. Se adentra cada vez en su propia locura, hasta perder el control. 
Una historia donde cada uno vive su propia realidad y que los lleva a la autodestrucción física y psicológica.
Una tragedia que habla de la falta de amor y del egoísmo personal.
Vemos como sus almas se van pudriendo poco a poco en medio de insectos y alrededor de un gato que tan solo desea morir.
Un mundo de culpa, depresión, falta de cariño, egoísmo y muerte.

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